Aquí arranca esta colección de historias de cada día. Días adrenalíticamente agotadores, pero reconfortantes.
Días en los que nos encontramos historias que debemos, cuanto menos, escribir sobre ellas. Son demasiado maravillosas como para no ser recordadas.
Historias de ayudarse los unos a los otros. Historias de solidaridad. Historias en algunos casos tristes, pero que se tornan alegres y felices, algo muy necesario en estas semanas que ya llevamos todos de confinamiento.
Las historias que el COVID19 nos ha regalado, historias sobre personas ayudando a personas. Cada día durante más de 2 semanas.
Anna, tiene un pequeño restaurante en Sant Cugat del Vallés, el Kombú. Como muchas otras personas, por no decir todas, no se lo pensó dos veces en colaborar cuando recibió el llamamiento que Health Warriors hizo en Sant Cugat.
Si hay algo que reafirma las teorías de quién escribe esto, es que los pequeños siempre están, en los momentos complicados, siempre son los primeros en apuntarse a arrimar el hombro y lo que haga falta. Y lo segundo es aún más evidente, las mujeres siempre son las primeras.
Le pese a quién le tenga que pesar, y al que no lo quiera ver, únicamente a de quitarse la venda de los ojos y ver la realidad. Bien, mejor dicho a de querer quitársela. Y eso ya es más complicado.
Gràcies Anna i gracias a todas las mujeres que como ella, no dudasteis en esta maravillosa locura de la que ahora no podemos ni queremos salir